miércoles, junio 06, 2007

El otro día recordaba museos, el como me encantan; puedo pasar horas recorriéndolos sin cansarme.

Me gustan los museos de historia, especialmente las salas donde se exponen toda clase de muebles y accesorios utilizados por una generación. Me encanta imaginar como vivía la gente, ver sus pasatiempos y toda la utilería que tenían para ello. Creo que por esa misma razón me gusta mucho ir a los “state sales”, apenas veía uno a mi paso y sin dudarlo me detenía a husmear entre las cosas de gente desconocida – eran como mini museos gratuitos-.

Estaba yo recostada en mi sillón veía el techo blanco pardo, la orilla del marco tinto, la textura de la pintura, mientras pensaba en museos; si tuviera uno lo llenaría de mis mejores momentos, lo llenaría de todos los detalles que me hacen ser, tendría toda una ala dedicada al amor y así todo el mundo pudiera darse cuenta de lo mucho que le amo, sin la necesidad de expresarlo verbalmente.

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