martes, febrero 05, 2008

Hoy estrene mi nuevo uniforme. No se si me veía guapa o no, no me dijeron nada esta mañana al salir. La blusa esta pasadera, la tela esta bonita y el color también. Sin embargo yo jamás compraría esta blusa, no por el costo, sino porque no es muy de mi estilo – tal vez allá por los 90’s me hubiera animado-.

No estaba muy segura de ponérmelo, tenia ese temor de que nadie lo traería el día de hoy, puesto que la gran mayoría de las chicas entraron en un debate de que si se rolaban los días por mes, otras se fueron temprano el viernes, y pensé que llegaría y ser la única con este mugroso uniforme. Entre sueños entre en un estress de sentirme ridiculizada, tal como si me callera frente a una multitud en un estrado al recibir mi titulo- ahhhhhhhhhh!

Ok -desperté- me uniforme y no me guste. La ropa me quedaba floja –adelgace y ahora no hago forma alguna- mmmhhh.

Subo al 30 A Directo, rumbo a Zapopan, el camión venia lleno, pero al final alcance a vislumbrar un asiento vacio; como pude pase entre la multitud, sabia que el asiento estaba vacio por que quedaba justo en la llanta – como que a la gente no le gusta sentarse en esos lugares porque las rodillas llegan hasta las orejas. Yo prefiero ir sentada que tambaleando -chingado, toda una vida en camiones y aun asi no se equilibrarme - al pasar sentía que todo mundo me ensuciaba, que si me recargaba me llenaría de polvo. Cuide de no jalarme algún hilo o pegarme algún chicle -Que estresante es usar ropa cara-.

Bolie, shainie, o limpie, mis zapatos para que lucieran mejor, por ende cuide de que nadie me pisara o pisar algo que me ensuciara. Pero mi vecino de asiento pareció no hacer lo mismo que yo - el cabrón parecía que se había cagado, con esa mierdota en el zapato- Se para y se va – uff, gran alivio-. Ahora mi nuevo vecino es una mezcla de mecánico vagabundo con tortero catarrino, -este compa si que le entro duro al etílico pa’ la celebración de La Promulgación de La Constitución Mexicana la noche anterior-. Se quedo dormido a mi lado y tenia miedo de ser aplastada por su cuerpo grasiento – ok, se que estaba gordo, pero no pretendo ofender- el hombre estaba lleno de lo que parecía grasa automotriz, que salía hasta de sus orejas – eso creo, a menos de que haya sido cerilla negra- El pobre temblaba de alcohólico y hasta parecía que se reía solo como loco, pero no!, simplemente dormía.

Finalmente he llegado a mi destino. - Mmmm ahhh!!! Ricooooooooo suspiro- Nada como la vida citadina que te llena los pulmones de smog y contaminación urbana (mil veces mejor a los aromas encerrados en un autobus). Ahora si, refrescada puedo caminar las 5 cuadras que me faltan para iniciar mi semana asalariada.

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