martes, enero 16, 2007

No se que horas eran, debieron de ser como las 5 de la mañana, - lo digo por ese mareito curioso de dormida que se siente a esas horas-.

Lo que medio me saco de las profundidades de un sueño sin imágenes fue su distintivo aliento, dejandome sentir su beso entreabierto y seco. Su cuerpo medio templado fue acurrucandose al mío como una anaconda rodeando su presa, sentí su mano buscarse camino en mi abdomen, hasta que encontró un pedazo de piel sin tela para escabullirse ligeramente y acariciar la cálida piel desnuda - caricias suaves y confortantes-. La aceleración de mi corazón se empezó a notar un poco, empujando sangre a mi cabeza para despejarla de ese mareado sueño que no me dejaba asimilar la realidad.

Abrazando su cabeza hacia mi peche, mi brazo alcanza acariciar su cabellera hasta su espalda. Toma mis ligeros dedos arqueando mi brazo como bailando bajo las cobijas, para darme sutilmente la media vuelta y colocarse detrás de mi abrazandome con firmeza nuestros cuerpos embonaron a la perfección para dejar descansar nuestros cuerpos en la oscuridad de la noche.

Oh! que delicia es dormir ricamente acompañada, oh! que rico es poder sentir besos por caricias a media noche. Oh! que rico día pase hoy.

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