Sentada brincando tope tras bache, acomodando la blusa que se empeña en mostrar mi hombro. Saco mi espejo para asegurar presencia laboral.
Mmh! Luzco impecable – me asomo a la pequeña ventana para espiar a mis espaldas-. Un tipo dormido, una mujer fantaseando al cielo, otro observando el trasero de otra y … Oh! Que es eso?, ahí alrededor de un lunar en el pie de mi cuello a la orilla de la clavícula.
Je! – me saca una sonrisa y me recuerda que es el segundo que me deja- esos ligeros brotes sanguíneos que colorean mi tez, muestras de amor, registros de pasión que salen a flor de piel.
Acomodo mi blusa, y sonriente a trabajar voy.
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