Me doy cuenta que soy una obsesionad, perversa, enferma – para resumirlo en una sola palabra, una rara-.
Estoy encandilada con el hombre de mi amiga, de tal manera que no puedo dejar de pensar en el.
En cambio el amiguito de mi chica me molesta – como no hacerlo, es mi chica y por regla El no debe de ser de mi gracia-.
Ahora que el chico de mi mejor amiga es fuerte, alto, con cuerpo, con unos brazos que han tomado una forma que es imposible no desear. De espaldas y con su cabello agarrado lo distingues entre multitudes y si, tiene buen ver.
Al nene de mi chica también desde lejos lo ves, y si, me es indiferente.
El galán de mi amiga es romántico, y según Ella perfecto en la cama –yo le creo, se le nota el gusto cuando me platica- la atiende como toda mujer desea ser tomada, es complaciente, es potente, es… casi imposible no desear alguien así.
Al niño de mi chica, la verdad, siento que le falta crecer.
En cambio a este otro chico esta muy crecidito, ahora entiendo el olor a madera; huele a puro tronco.
Basta! – Mi cabeza es un desastre- es un caos el intentar separa a estas dos personas, no se puede. Todos los defectos que me empeñaba en querer verle a uno, quedan anulados inmediatamente en la perfección del otro.
Hace semanas me sentía así, estaba encantada con El; Ayer fue diferente, me cae mal, solo el solo saber que le llama, el solo verla como se despertó toda sonriente me puso de malas. Hoy acabo de leer esto y he vuelto a considerar el publicarlo.
Me doy cuenta que mis ánimos hacia el están directamente relacionados con mi animo hacia ella. Si me siento abandonada lo detesto a morir, en cambio si me siento en la cima de una nube en forma de corazón, hasta gracioso me parece.
Oh! Cielos, mi mente es un torbellino de emociones.
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